FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA VILLA DE ALDEA DEL RIO EN 1936

(Jose L. de Lope y L. de Rego)
Fuente: Revista de Feria de 1993)

Recién conquistada la ciudad de Córdoba, por el rey Fernando III (1201-1252) en el año 1236, se procedió a la toma de todos los castillos del reino, y entre ellos el de Villa del Río.
En el repartimiento de los castillos y tierras conquistadas, entre los caballeros y nobleza que le acompañaron a Fernando III, donó el castillo de Villa del Río y sus fértiles tierras a don Diego Fernán de Aguayo, caballero de las montañas de Santander, que fue uno de los conquistadores de las ciudades de Úbeda, Baeza y Córdoba, como premio y recompensa por sus servicios prestados, así como por haber sido el primero que puso el pendón de Castilla en las murallas de Écija en 1240.
Por esas fechas, aparecía en la escena político-militar de la comarca, un linaje que estaría en adelante, muy vinculado a Villa del Río, la Casa de Sousa de Portugal.
Según Ambrosio de Morales, Herman Armijo de Sousa, hijo de don García Méndez de Sousa, rico hombre de Portugal y de doña Elvira González su mujer, vino a ayudar al rey Fernando III, en la conquista de Córdoba, y por haberse señalado por su valentía, arrojo y heroísmo, venciendo a los moros en la batalla de la Vega, al poniente de Villa del Río, el rey le hizo donación de la misma, denominándose desde entonces la Vega de Armijo.
En dicha vega, se fundó población con el mismo nombre de Vega de Armijo, y fue erigida en marquesado a favor de don Fernando Maria de la Cerda, por el rey Carlos II en 1575.
Hacia 1515 existían dieciséis casas con unos sesenta vecinos.
Sería interesante documentar la batalla de la Vega de Armijo, pues ese mismo día, o tal vez el siguiente, las huestes del rey Fernando III, al mando de su capitán don Herman Armijo de Sousa, tomaría la fortaleza y terminó de Villa del Río.
El noble linaje de los Sousa, desciende del rey Alfonso II de Portugal (1185-1223), casado con doña Urraca, hija del rey Alfonso VIII de Castilla, quién le dio cinco hijos, dos de los cuales llegaron a ser reyes de Portugal, Sancho II (1207-1248) y su hermano Alfonso III (1210-1279), quien casó en segundas nupcias con Beatriz de Castilla en 1254, hija natural del rey Alfonso X el Sabio, de quien procede como veremos la rama de los señores de la Villa del Aldea del Río.
Las armas de este noble linaje son, un escudo portugués en campo de oro (amarillo), con tres barras de guíes (rojo-bermellón)
Cuando el Ayuntamiento acordó legalizar en el Ministerio de Justicia el escudo de armas de Villa del Río, que yo diseñé hacia 1960, precisamente de este escudo de los Sousas, tomó D. Juan Bernier Luque, las barras de gules y oro verticales, que introdujo en la parte inferior o punta del actual escudo de Villa del Río, colocando un triangulo curvilíneo o como se denomina en heráldica, un triangulo "entado en punta caído".
Pero ese linaje, según D. Alfonso Porras de la Puente, es de diferente varonía o raza, como se denomina en genealogía, del que corresponde a los señores de la Villa de Aldea del Río, y que fundaron su mayorazgo.
Esta varonía, tal vez está relacionada con la llegada a Córdoba de don Vasco Alfonso de Sousa, quien probablemente regresaría a Castilla, con el séquito o cortejo de la reina doña María de Portugal.
El rey Pedro I el Cruel, a instancia y en agradecimiento a los servicios prestados a su madre, la reina doña María de Portugal, esposa del rey Alfonso XI de Castilla (1311-1350), nombro a don Vasco Alfonso de Sousa, Alcalde y Justicia Mayor de Córdoba y Señor de Castil-Anzur (Puente Genil) en 1366)
Don Vasco Alfonso de Sousa, era el tercer nieto del rey Alfonso II de Portugal, y a través de la reina doña María de Portugal, había emparentado con el rey Pedro I de Castilla, origen este de las armas de su escudo como veremos más adelante.
Vivía don Vasco Alfonso de Sousa, en la bellísima casa-palacio de estilo mudéjar hay situada frente al museo arqueológico de Córdoba y reconstruida en el año 1350, por el gran alarije o arquitecto bajo-medieval ámese Mohamed.
En el año 1377, el rey Enrique II de Trastamara, hermanastro del rey Pedro I, tuvo un hijo bastardo con su hija Juana Alfonso de Sousa, llamado Enrique, al que le dio el título de Conde de Cabra y Duque de Medina-Sidonia, y que murió a la temprana edad de veinte años.
Tal vez este hecho tenga relación con la piedra denominada "clave", que coronaba y cerraba la bóveda de la Torre de Qarit del Castillo de Villa del Río, la cual tenía labrado el escudo de los Trastamara, y tras la lamentable demolición por el Ayuntamiento en 1965, fue ignorantemente arrojada al ría Guadalquivir.
A Vascos Alfonso de Sousa le sucedió en el Mayorazgo de la Casa, su hijo Diego Alfonso de Sousa que murió hacia 1413.
A este le sucedió su hijo Juan Alfonso de Sousa, que fundó el mayorazgo de Ravanales (hoy sede de la futura Universidad de Córdoba) y fue Alcaide del Castillo de Bujalance y del Alcázar de Córdoba, Justicia Mayor y Veinticuatro de Córdoba, y murió 1479.
Le sucedió en el Mayorazgo de la Casa de Sousa su hijo Diego Alfonso de Sousa, casado con doña Juana Carrillo, y a éste a su vez le sucedió u hijo Antonio Alfonso de Sousa, casado con doña María Fernández de Figueroa.
Sucedió a este ultimo, su hijo Diego Alfonso de Sousa, casado en segundas nupcias con doña Ana de Guzmán y Saavedra, quienes fueron los padres del I Señor de la Villa del Aldea del Río, es decir don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán.
Precisamente el fundador de nuestro mayorazgo fue el último personaje de la Casa de los Sousas que habitó la casa-palacio denominada "Casas Altas", o también "Casa del Duque" anteriormente referida, pasando después a la familia de los Armentas, Cárdenas, etc; siendo en la actualidad propiedad de D. Elías Namias que la conserva magníficamente y es una verdadera joya arquitectónica y arqueológica, prototipo de las mansiones cordobesas de la alta sociedad.
En el siglo XVIII, época de la fundación del Mayorazgo, pertenecía Aldea del Río, al Concejo de Córdoba, quien en nombre de la Corona nombraba anualmente el alcaide, la justicia y demás oficios municipales.
Tenia entonces Aldea del Río, tan sólo seis calles, la calle Real en el arrecife del camino, Alta, Aguas, Hierro, Cárcel y Cocheras, así como una plaza en el altozano del Castillo, convertido en parroquia dedicada a Ntra. Sra. De la Concepción, hoy Ayuntamiento, el cabildo Municipal, un pósito, una almazara, una alhóndiga, un molino harinero en las aceñas del río y unos 160 vecinos que equivalían a unos 500 habitantes.
Desde muy antiguo la Casa de Sousa, tuvo tierras y posesiones en Aldea del Río, tal como se acredita en un pleito a favor de doña Mayor Martínez de Sosa, por el que reclama la posesión de unas tierras en la Aldea, hacia 1359.
Tal vez por esa tradicional vinculación y posesión de tierras y bienes de la Casa de Sousa en la Aldea, don Antonio Alfonso de Sousa, confirmó en 1628 al rey Felipe IV (1606-1665), la jurisdicción y el señorío de Aldea del Río, en 3.272.000 maravedíes.
A los ocho años, es decir en 1635 Felipe IV, agobiado económicamente por el sostenimiento de las costosísimas e interminables guerras europeas y aprovechando los aires abolicionistas de los antiguos señoríos, cuyos bienes se encontraban en gran parte abandonados y en ruina, vendió la jurisdicción y el derecho de nombramiento de alcaldes y regidores, al pueblo de Aldea del Río, al precio de 500 maravedíes por vecino, y como hemos dicho antes, la Aldea tenía 160 vecinos, resultan 80.000 maravedíes, que se pagaron entregando un primer plazo de 1200 ducados de oro, que se habían recaudado de arbitrios para hacer cárcel y reloj nuevo, y el resto del caudal del pósito, arrendamientos de las dehesas boyales y otros arbitrios.
Los habitantes de Aldea del Río, ya emancipados y orgullosos de dirigir ellos mismo su propio destino, creyeron llegado el momento de solemnizar su mayoría de edad, solicitando al rey, el título de "Villa", para su próspero y laborioso pueblo en creciente desarrollo, título que graciosa y gustosamente, el rey Felipe IV, concedió según real cédula del año 1635.
A partir de esta fecha, la Aldea pasó a denominarse Villa de Aldea del Río, nombre que con el tiempo fue perdiendo el término de aldea, para denominarse finalmente Villa del Río.
Reclamó ese mismo año, don Antonio Alfonso de Sosa, el derecho de comprar nuevamente la jurisdicción y oficios municipales, solicitud que no sólo fue denegada, sino que se le apercibió para que no inquietase con más pleitos al Cabildo Municipal de la Aldea, sobre su pretensión de nombrar los oficios municipales y la justicia, bajo pena de 1.000 ducados.
A pesar de todo, al año siguiente de 1636, don Antonio Alfonso de Sousa volvió a insistir reclamando sus derechos sobre el señorío de Aldea del Río, y como Felipe IV necesitaba dinero a toda costa para financiar las guerras europeas, volvió a recuperarlo por la vía de la fundación del mayorazgo.
El Mayorazgo es una institución feudal, destinada a perpetuar generalmente en los primogénitos de la familia, la propiedad de ciertos bienes (tierras, inmuebles, tributos, etc) dejados en herencia de manera que no puedan ser enajenados por el heredero, que venía obligado a trasmitirlos a su sucesor INTACTOS.
Por ello en 1636, don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán, fundó el "Mayorazgo de la Villa del Aldea del Río" con todos los derechos y prerrogativas que conlleva el mayorazgo, entre los que figura la posesión del título nobiliario de "Señor de la Villa de Aldea del Río".
Para no extenderme, aunque el tema es interesantísimo para la historia de Villa del Río, sólo voy a enumerar la sucesión de los Señores de la Villa de Aldea del Río, hasta su extensión por las Cortes de Cádiz en 1820 y finalmente en 1836.
Señores de la Villa de la Aldea del Río:
- Exmo. Sr. Don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán. Fundador del Mayorazgo y I Señor de la Villa de Aldea del Río (1636), casó con doña Luisa Carrillo.
- Exmo. Sr. Don Juan Alfonso de Sousa y Fernández de Córdoba. II Señor de la Villa de Aldea del Río. Marqués de Guadalcázar, casó con la Exma. Sra. Doña Ana María Iñiguez de Cárcamo e Hinestrora (Ana de Cárcamo y Haro).
- Exmo. Sr. Don Vasco Alfonso de Sousa y Cárcamo. III Señor de la Villa de Aldea del Río. Marqués de Guadalcázar, Conde de Arenales, Vizconde de la Torre de Guadiamar (Sevilla) y Señor de Aquilarejo; casó con la Exma. Sra. Doña María Manuel de Laudo Ruiz de León y Deza, hija de los Condes de la Fuente del Sauco.
- Exmo. Sr. Don Juan Alfonso de Sousa y Manuel. IV Señor de la Villa de la Aldea del Río, Marqués de Guadalcázar, Conde de Arenales y decano de los Mayordomos de Semana del Rey don Felipe V. Casó con la Exma Sra. Doña María Teresa Fernández del Campo Angulo y Velasco, IV marquesa de Hinojares.
- Exmo. Sr. Don Vasco Alfonso de Sousa y Fernández del Campo. V Señor de la Villa de la Aldea del Río. Marqués de Guadalcázar, de los Hinojares y Conde de los Arenales. Casó con su prima, la Exma. Sra. Doña Antonia Fausta Alfonso de Sousa, Marquesa de Mejorada del Campo y de la Breña.
- Exmo. Sra. Doña Francisca de Borja Alfonso de Sousa y Alfonso de Sousa. VI Señora de la Villa de la Aldea del Río. Grande de España, Marquesa de Guadalcázar, de los Hinojares, de Mejorada del Campo y de la Breña, Condesa de los Arenales y de la Fuente del Sauco, Señora de Aquilarejo y Alizné. Casó con el Exmo. Sr. Don Pedro Alfonso de Sousa y Fernández del Campo, su tío, Ministro Plenipotenciario en la Corte de Dinamarca.
- Exmo. Sr. Don Rafael Alfonso de Sousa y Alfonso de Sousa. VII Señor de la Villa de la Aldea del Río. Grande de España, Marqués de Guadalcázar y Conde de Arenales. Casó con la Exma Sra. Doña María Isidra de Guzmán y de la Cerda, hija de los Condes de Oñate, Doctora en Filosofía y Letras y primer miembro femenino de la Real Academia Española.
- Exmo. Sr. Don Pedro Isidro Alfonso de Sousa de Portugal y Guzmán. VIII y último Señor de la Villa de Aldea del Río. Grande de España, Marqués de Guadalcázar, de los Hinojares, de Mejorada del Campo y de la Breña, Conde de Arenales y de la Fuente del Sauco y Vizconde de la Torre de Guadiamar. Casó con la Exma. Sra. Doña Josefa Núñez de Prado y Nimes de Segovia y no tuvieron sucesión.

Don Pedro Isidro Alfonso de Sousa, fue el último Señor de la Villa de Aldea del Río, dado que las Cortes de Cádiz abolieron los mayorazgos y señoríos en 1820 y finalmente en 1836 ya en las postrimerías del reinado de Fernando VII y Don Pedro Isidro murió en 1850.
Las armas de esta varonía del noble linaje de la Casa de los Sousa y por tanto de los Señores de la Villa de la Aldea del Río son: Escudo cuartelado en forma de aspa. En primer y cuarto cuartel, se sitúa en campo de gules un castillo de oro donjonado, mazonado de sable y adjurado de azur, que son las armas reales de la corona de Castilla.
En el segundo y tercer cuartel, en campo de plata se sitúan las cinco quinas que son las armas reales de la corona de Portugal, es decir cinco escudos de azur, puesto en souter o aspa, cargados cada uno de ellos con cinco roelas de plata. Las roelas o dineros simbolizan las diferentes comarcas, lugares, fincas o propiedades del título nobiliario.
Finalmente en el jefe o parte superior del escudo, si sitúa una corona de Señor.
Este ha sido el escudo de armas del Mayorazgo o Señorío de la Villa de Aldea del Río, durante los siglos XVII, XVIII y XIX y considero que de él, se deberían haber sacado los símbolos que configuraron el "triangulo entado en punta o parte inferior" del actual escudo de Villa del Río.
En el censo de Ensenada, de 1750 se enumeran algunas de las propiedades que los Señores de la Villa de Aldea del Río, poseían en dicha población, tales como la casa solariega, molino harinero, almazara, pósito, tierras de labor, pastos, olivares, tributos, alcabalas, etc, una verdadera fortuna que constituía la base o fundamento del mayorazgo.
He pretendido con esta reseña, sacar a la luz, uno de los pasajes más interesantes de la historia de nuestro pueblo, un eslabón casi perdido de desearía desarrollar y profundizar con el rigor que se merece y que tal vez sea una de mis intervenciones en las Jornadas Culturales que el Ayuntamiento está estudiando con la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Ares de Córdoba para el año que viene (1994)
BIBLIOGRAFÍA:
1. Títulos de Castilla y Señoríos de Córdoba y su Reino. Tomás Márquez de Castro.
2. Descripción Genealógica de la Casa de Aguayo en Córdoba. Ramos.
3. Historia de Córdoba y de sus nobles linajes. Andrés de Morales y Padilla.
4. Glosas a la Casa de Córdoba. Vicente Porras Benito.
5. Memorial del Conde de los Arenales. (Bibliografía de Vasco Alfonso de Sousa. III Señor de la Villa de Aldea del Río)
6. Coreografía de la Provincia de Córdoba. Ramírez de las Casas Deza.
7. Historia de Villa del Río. José María de la Vega.
8. Historia General de España. Modesto Lafuente. Juan Valera.
9. Monografía y datos históricos sobre la Casa de Sousa. Antonio Porras de la Puente.

Manuel Alcalá Gámez (Poesía)

Manuel Alcalá Gámez

Oración para transformar a un "Parao" en Millonario

Señor, yo quiero medrar
y salir de este rincón
y espero tu bendición
para empezar a volar.
Quiero luchar y triunfar;
y aprovechar la corriente
de este airecillo caliente
que sopla en este verano,
que por algo soy hermano
del gran vicepresidente.

Quiero cobrar comisiones
de lo que se compre o venda,
quiero mostrar que es mi menda
quien lleva los pantalones,
desde levante a poniente.
Quiero ser rico y pudiente,
que es un sentido humano,
que para eso soy hermano
del gran vicepresidente.

Quiero ser co-propietario
de la costa de Doñana.
Quiero triunfar a diario
sobre este mundo inclemente
y demostrar diligente
que no soy ningún enano
que por algo soy hermano
del gran vicepresidente.

Quiero romper el tabú
del "club de los petroleros"
Quiero amarrar mis veleros
en el Puerto de Banús.
Quiero hablar de tú a tú
con los jeques del oriente.
No quiero humillar mi frente
ante ningún soberano,
que por algo soy hermano
del gran vicepresidente.

Ayer estaba en el paro
y hoy soy multimillonario,
es que soy un empresario
que se cotiza muy caro
y, aunque obro con descaro,
suelo ser condescendiente,
respondiendo sonriente
al que me llama "gitano",
que por algo soy hermano
del gran vicepresidente.

Aquel que al poder se aferra
y de Felipe es forofo,
o tiene guerra en el Golfo,
o tiene al golfo de Guerra,
un señor que en esta tierra
va como Diego Corriente
arrasando diligente
todo cuanto pilla a mano,
que para eso es hermano
del gran vicepresidente.

Así pues, Virgen querida;

espero tu bendición
para dejar este rincón
y pegarme la gran vida.
Y si gano la partida,
aunque murmure la gente,
diré: "Vaya yo caliente",
que es un refrán castellano.
Pues para eso soy hermano
del gran vicepresidente.

(1993)