Idelfonso Romero Cerezo, "ALFONSITO"

(Sebastián Centella Pérez)
Fuente: Revista de Feria de 1994

Apenas unas cuantas líneas para recordar algunas de las tantas cosas buenas, que nuestro amigo y paisano Idelfonso Romero Cerezo (Alfonsito) acometió a lo largo de su vida por este pueblo y su juventud, un póstumo y pequeño atributo a la obra desinteresada de un hombre que dedico su tiempo e ilusiones (incluso en perjuicio de sus intereses privados) a trabajar por una localidad, no siempre agradecida.
Justo es, al menos, que se reconozca su esfuerzo y dedicación.
Alfonsito, ese pintoresco personaje al que recordamos tras un mostrador o paseando renqueante tras su vieja perra, alma de peroles y excursiones, nace en Villa del Río en abril de 1927. Su origen humilde y el ser el mayor de seis hermanos condiciona que a los trece años comience a trabajar como aprendiz de droguería. Es por este tiempo cuando trabaja también de pintor con un curioso personaje muy conocido y querido por el pueblo al que llaman "el pintorcillo" y que por desgracia acabaría sus días no de manera mucho más afortunada que nuestro amigo Alfonso. Al contrario de lo que pudiera parecer Alfonsito era un hombre de una gran inteligencia y una extrema sensibilidad. Sin posibilidad de cursar estudios, su afición por la lectura y, sobre todo, un constante ejercicio de entrega y sacrifico en incontables ocupaciones cubrieron su aprendizaje rico en conocimientos y experiencias que le llevaron a destacar como un excelente emprendedor; quíen no recuerda como con un puñado de arroz y cuatro aliños era capaz de aderezar cualquier celebración o cómo, en una etapa oscura de nuestro fútbol, se hizo cargo de la presidencia del Villa del Río reflotándolo y haciendo posible su continuidad.
De todos los quehaceres de este hombre dos ocuparon sus prioridades su labor en el Diario Córdoba y, por supuesto, la pesca. A principios de los setenta comenzaba su labor de corresponsalía como Cronista Oficial de la Villa. Desde entonces hasta hace bien poco la fiel rúbrica de Idelfonso Romero Cerezo ha aparecido en infinidad de columnas del Córdoba relatando los pormenores locales. Pero si más de veinte años al servicio del buen nombre de su ciudad no bastan para rebajo en el ámbito del bello deporte de la pesca, le coloca a la par de otros insignes paisanos que como él han sabido dar renombre a este humilde pueblo. Si esto no se reconoce, al menos, el nutrido número de aficionados si han de estarle infinitamente agradecidos.
Sin mucho más recurso que la ilusión, Alfonso fundó y presidió la Peña Cultural y Deportiva Matías Prats que tanto éxito alcanzara incluso fuera de nuestras fronteras, pues sus cañas estuvieron siempre entre las mejores en los concursos provinciales y regionales, con destacadísimas participaciones a nivel nacional e internacional. El trabajo de Alfonso en el terreno de la pesca deportiva aún iría más lejos logrando que Villa del Río acogiera los distintos certámenes del Trofeo Ibérico, cita a la que concurrían representantes de todo el país y del extranjero. En este momento la Peña Matías Prats se convertía en la sociedad recreativa más importante que jamás haya tenido este pueblo, reuniendo en sus competiciones a más de 550 deportistas y ofreciendo un interesante ramillete de actividades entre las que, al margen de la pesca, cabe destacar sus concursos literarios o las distintas ediciones de los "Famosos". En este sentido, recordar lo que Alfonso fue para la Peña y con ello para la proyección de este pueblo podría llevarme páginas enteras. Basta mencionar que la organización de un concurso de la categoría del Ibérico representaba un esfuerzo enorme de financiación con un importe de aproximadamente medio millón de pesetas y de casi un centenar de trofeos que el propio Alfonso se encargaba de obtener personalmente a base de mucho esfuerzo e insistencia y el trabajo desinteresado de un grupo de amigos a sus órdenes.
Fue sin duda esa capacidad de organización y e empresa la que motivaron el que se le propusiese para la Alcaldía de Villa del Río, ofrecimiento que humildemente rechazó. Los que le conocimos sabemos que su forma de ver la vida apuntaba precisamente en otras direcciones. Sus artículos, la cocina (con sus magnificas recetas), la pesca y la juventud, sobre todo la juventud a la que dedicó tantas horas organizándoles campamentos y excursiones, posiblemente colmaban sus anhelos.
Este año (1994) la Asociación Deportiva Pedro Bueno, sección de pesca, a la cabeza de sus numerosos amigos, ha querido rendir homenaje al entrañable Alfonsito con la edición de la 13ª edición del Trofeo Ibérico, su más tangible legado.
Tan sólo espero que estos breves párrafos sirvan para que todos, villarenses, sepáis que aquel hombre de sonrisa bonachona, amante de la naturaleza, amigo de sus amigos, también lo era de nuestro pueblo que era el suyo. Por eso me gustaría concluir, Alfonso, dándote en nombre de este pueblo y del mío propio, recordándote siempre como lo que fuiste, un amigo.

PINTURA - Miguel Cachinero

Fuente: Revista de Feria de 1994

Miguel Cachinero Muñoz, nació en Villa del Río el día 8 de Junio de 1952, pintor autodidacta. Ha participado en numerosas exposiciones por toda la geografía andaluza.

"...De la misma manera, estos paisajes, estas mínimas pero abiertas perspectivas de los campos y los predios de Villa del Río, y su comarca, nos abren muy significativamente ventanas de color y de pulso un tanto impresionista a la amplia verdad de la Naturaleza, a las limpias y oxigenadas verdades de estos horizontes." (Presentación catálogo exposición en Galería Céspedes del Circulo de la Amistad, Córdoba. Octubre de 1985)

"El artista ha sabido mirar las cosas, los colores y las diversas formas de la tierra, con ojos limpios, con mirada profunda y verdadera, cargadas de efecto y de matinal deslumbramiento. Sus ojos han recorrido, desde niños, estos hondos y vividos horizontes de vega y de campiña, por donde el río dilata su temporal transcurso bajo unos mismos cielos, y con plástica cordialidad expresiva, con innegable sencillez y buen gusto, con evidente valía artística y tensión lírica, nos los ha transmitido sin alarde ninguno, con la intensa eficacia del arte hondamente reflexionado y cultivado con amorosa e íntima delectación y pureza. Sin excesivas pretensiones, luego mal cumplidas. Tan sólo con la simple y honrada verdad de la tierra, de nuestra tierra, la verdad de la Naturaleza y del arte". (Carlos Clementson)

"Algo profundamente vitalizante y germinativo tiene este suelo gráfico de Villa del Río, en el confín oriental de nuestra provincia, tanto para los frutos de la tierra como para los del espíritu.
Miguel Cachinero, con sus óleos de formatos reducidos, viene a ser demostración palpable de esto, y de que en ningún caso puede desligarse el artista del medio en que nace o se desenvuelve.
Ante sus paisajes y bodegones, uno no puede dejar de pensar que Villa del Río marca huella con su lírica naturaleza bañada por el Guadalquivir, paisajes interpretados desde la armonía de su intimidad, en la síntesis impresionista de suelta pincelada, y bodegones que son plasmación pura y personal de los objetos y frutos que ofrece esa bella tierra villarrense." (Francisco Zuheras. Diario Córdoba. 20.03.88)

" ...Lo importante de la pintura de Cachinero es el esfuerzo de superación, conseguido todo en el orden artístico como viene demostrando a través del tiempo, pese a su juventud.
Se pueden contemplar bellísimas interpretaciones de los elementos de la naturaleza de esta tierra villarrense, consiguiendo que los frutos y paisajes se emborrachen de un aroma campesino." (Rafael Muñoz. (4.10.85) Diario Córdoba.

El Venerable Padre Don Luis Pérez Ponce, Vicario de Aldea del Río (1695-1712)

(José Luis Lope y López de Rego; Académico de la Real Academia de Córdoba, 1994)
Fuente: Revista de Feria de 1994

Además de la efemérides del quinientos aniversario de la aparición de la Virgen de la Estrella, que celebramos en 1995, los villarenses tenemos la deuda y el deber de redesembrar y conocer la venerable figura y la verdadera dimensión del Padre Luis, que el año que viene (1995) hará trescientos años de su llegada a Aldea del Río para ocupar la vicaría de la parroquia de Ntra. Sra. De la Concepción, hoy sede del Ayuntamiento.
El Padre Luis Pérez Ponce había nacido en Villafranca de Córdoba a finales de noviembre del año 1666 en el seno de una familia acomodada.
Sus padres, Bartolomé Sánchez Botijón e Isabel Fernández de Lázaro tuvieron dos hijos más, Juan y Marina.
Fue educado según nos cuenta su biógrafo el padre Jerónimo Vilches, "con cuidado y esmero, instruyéndole en la doctrina cristiana y procurando inclinarle ala observación de los preceptos divinos".
En dicha Villa aprendió las primeras letras así como unos elementales conocimientos de gramática.
Pronto prendió en él, la vocación religiosa y marchó a Córdoba al Colegio-Seminario de Santa Maria de Gracia, donde tenía un tío carnal de la Orden de Predicadores de los Dominicos del convento de San Pablo, quienes a la sazón regían dicho colegio-seminario, y allí estudió teología y filosofía.
Después de residir durante algún tiempo en el Palacio Episcopal paje del Cardenal Don Pedro de Salazar y Góngora es ordenado sacerdote por el mismo pelado en 1692.
Al año siguiente de 1693, lo nombra teniente de recto de la parroquia de Villafranca, cargo en el que permanece hasta el año 1695 en el que es trasladado a la vicaría de Aldea del Río.
Fue nombrado comisario en el Santo Oficio de la Inquisición.
Estuvo en la Aldea desde 1695 hasta el año 1712, diecisiete años de intensa e incansable labor de caridad cristiana, entrega a los necesitados y enfermos incurables, recogiendo a los pobres abandonados, y enseñando gratuitamente la doctrina, leer y escribir y las labores femeninas a las hijas de los jornaleros o obreros sin recursos económicos, relegadas a la más completa ignorancia y al más absoluto abandono.
Su labor apostólica en la Aldea fue encomiable, organizando misiones, autos de fe, catequesis.
Fundó la capilla de Ntra. Sra. De la Aurora, que era la mejor de la parroquia, así como instituyó la cofradía, en la que se inscribieron muchos hermanos, que todos los días de fiesta salían al amanecer rezando el rosario de la aurora por las calles.
Restauró a sus expensas la Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción, la estofó con artísticas pinturas y decoraciones, como hoy se observan en el salón de actos del Ayuntamiento, en el intradós del arco procesional recoyente a la plata, así como mandó hacer lámparas y candelabros de plata.
Al entrar la noche, en la capilla que labró a Ntro. Padre Jesús Nazareno en la Calle Alta, estableció todos los días la oración de vísperas, y al toque de campanas, acudían muchísimas personas para acompañarle durante media hora, en la oración espiritual y rezos que él dirigía.
La tradición cuenta que para fomentar la piedad y la oración en las familias cristianas, costeó a sus expensas unas artísticas capillitas de madera, con imágenes de Jesús, María José y de Santos diversos, que permanecían itinerantemente dos días en cada casa, así como la colocación de unas imágenes religiosas con candilejas en las calles.
También se le atribuye la institución y organización de autos de fe, como "El Pregón de la plaza" en Semana Santa, escribiendo la célebre "sentencia" de Poncio Pilatos, que aún se canta en el pueblo, así como también el de la "Aparición de la Virgen a los segadores", en las fiestas en honor a la Virgen de la Estrella.
Este apostolado no solo se limitó a la Aldea, sino a las poblaciones más cercanas de la comarca, como las misiones del año 1709 en Montoro, donde a pesar de asistir los famosos predicadores Franciscanos, el padre Luis, conquistó la atención de todos, siendo sus sermones los de mayor concurrencia, los más conmovedores y los que motivaron más conversiones y arrepentimientos.
Voy a relatar solo dos anécdotas ocurridas en Aldea del Río, para profundizar en la personalidad y carisma del Padre Luis.
"En una ocasión, día del nombre de María, esperaban misa sentados en un escaño de la iglesia, algunos oficiales de un regimiento que pasaban por la Aldea. Advirtió el padre vicario desde el confesionario la irreverencia con que gastaban en conversación el tiempo, que debían ocupar en oración, y valiéndose de su prudencia, le mandó a una doncellita de pocos años, que fuese y se hincase de rodillas, a los pies de los soldados, y si dexban la conversación, se levantase y retirase de allí, mas si proseguían hablando, les dixese con humildad que en reverencia del día que era, pusiesen a sus bocas silencio, executose así y fue bastante para reprimir la audacia militar."
En relación con la otra anécdota, dice el padre Vilches que "era cuidadoso de que los fieles santificasen las fiestas procurando que no se estorbasen con vanos entretenimientos... y para este fin puso grandes diligencias, especialmente en Aldea del Río, lugar en el que era muy ordinario el trato y trabajo de la lana.
Convidabanse los días de fiesta, las familias más a otras, para desmotarla, carmenarla y darle otras preparaciones para el telar, en cuyas ocasiones se hacen grandes gastos y agasajos, finalizando el entretenimiento con un baile.
Para evitar estos desórdenes persuadió a la gente de que haciendo estas labores los días de la semana, les saldría más barato. De esta manera fue desterrando esta costumbre hasta extinguirla.
Pero las realizaciones más importantes del padre Luis en la Aldea fueron tres:
1º La construcción de la Ermita Capilla de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Año 1700). 2º La fundación del colegio público de niñas educadas del mismo nombre y la fundación de la Congregación de la Beatísima Virgen María, `para atender a dicho colegio, de trascendencia no solo local, sino provincial e internacional, (Año 1704) y 3º La fundación del hospicio y del hospital de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Año 1706)

1. Fundación de la Ermita - Capilla de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Año 1700).
A raíz de la gran mortandad que produjeron tanto la sequía como la peste, durante el siglo XVII, en Aldea del Río, el vecindario para ser sus rogativas, había levantado una pequeña capilla a San Roque en el extraordinario, hacía poniente de la Aldea.
A la sazón, en el año 1700, reinaba en España S. M. El Rey Felipe V (1700-1746), Córdoba tenía una población de unos 30.000 habitantes, y Aldea del Río, tenía 20 vecinos o familias, es decir unos 1.000 habitantes, y tan sólo seis calles y una plaza.
En aquellos años, la capillita de San Roque, se encontraba completamente en ruinas, y dada la necesidad de reconstruirla, para atender a la numerosa población que crecía por aquel extremo, y sobre todo a las personas mayores impedidas, que vivían en esa zona de la población, pidiendo limosna por las calles y comprometiendo personalmente a todo el vecindario, consiguió reunir la cantidad necesaria, para demoler la existente, y labrar y construir en el año 1700, una ermita-capilla a Nuestro Padre Jesús Nazareno, respetando delante de la misma el atrio existente.
Para perpetuar la atención y el mantenimiento de la ermita, fundó y organizó la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que veneraba y sacaba en procesión en Semana Santa, la imagen del Cristo con al Cruz acuestas que adquirió en Granada y eran patronos los Condes del Corchedo y de las Animas.
A tal efecto, para completar y decorar esta ermita, el padre Luis viajó a la ciudad de Granada, con el hermano mayor de la cofradía Don Alonso Molleja y Salado, el mismo año de 1700, y se trajo una magnifica imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que según Rafael Ramírez de Avellano, por la gran calidad de la escultura, su autor debió ser de algún discípulo de Martínez Montañés.
Dicha escultura estaba desnuda, sin pelo para podérselo poner postizo, las manos están bien hechas, la cabeza era bastante buena, y los pies estaban bien dibujados pero toscos de modelado.
Esta imagen fue destruida en la guerra civil española de 1936.
También se trajeron a costa del vecindario, otras dos imágenes, una de María Santísima de los dolores y otra de Santa María Magdalena, que desconocemos sus paraderos.
La ermita, como hemos señalado tenía un atrio delante, es decir en la confluencia de la calle Alta con la de San Roque, donde el día 16 de Agosto, día de San Roque, y el 14 de Septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz, se celebraban unas magnificas veladas.
Hacia el año 1830, la ermita ya se encontraba en avanzado estado de abandono, según Ramírez de Avellano.

2. Fundación del colegio público de niñas educadas y de la congregación de la Beatísima Virgen María (Año 1704).
El celo y la caridad del padre Luis, no tenían limites y en el año 1704, pone en marcha en la Aldea del Río, el proyecto más ambicioso de su vida, la fundación de un colegio público dedicado a la formación de la mujer.
A este sentimiento le movió, según dijo a un amigo suyo, "el ver que habiendo tantos medios para la instrucción de los varones, tantas escuelas, colegios y universidades, apenas ay una escuela fija para la enseñanza de las mujeres, cuyas almas costaron a Jesucristo la misma sangre que los hombres".
Bien creo que podrían elegirlo las mujeres como patrón de las feministas, por ser el primero que se ocupó de ellas en España.
Un buen día, el padre Luis fue a cumplimentar junto con las autoridades a un ilustre viajero, al Excmo. Sr. D. Fernando Suárez de Figuerva, Ayo del Príncipe de Asturias, Caballero de Calatrava y Marqués de Sucro, quién se detiene en al Aldea con su familia para pernoctar en el mesón y casa de postas, camino de Cádiz, y en la tertulia, el padre Luis comenta las preocupaciones y las necesidades más acuciantes de la población, y entre ellas señala la de fundar un colegio dedicado a la formación de la mujer.
El mayor escollo de la época, era que según ordenaba el Concilio de Trento, las monjas sólo podían dedicarse a la enseñanza.
La hija de los señores Marqueses, Doña María Teresa Monsiller, al oír al padre Luis, le informó de la existencia en Flandes de una institución similar a la que proponía y deseaba fundar el vicario de la Aldea, denominada Congregación a la Beatísima Virgen María, cuyas regidoras no eran religiosas, prometiéndole que se interesaría y le enviaría toda la información al respecto.
Una vez recibida dicha información y realizadas las gestiones oportunas en el Obispado de la Diócesis de Córdoba, el padre Luis dio comienzo a su gran empresa en Aldea del Río, el año 1704 fundando en su propia casa con vivienda separada la Congregación de la Beatísima Virgen María, una congregación de diez mujeres dedicadas a Dios y a tan caritativa enseñanza, que los vecinos llamaban "Beatas" o "Hermanas", así como también fundó paralela y simultáneamente la escuela pública de niñas educadas, a cargo de las beatas Isabel del Santísimo Sacramento y Marina de la Cruz, ambas de Bujalance, así como de la Beata Isabel de San José, y que a la razón todas vestían el hábito descubierto de las beatas Carmelitas.
Previamente, también había escrito en Aldea del Río, un borrador o anteproyecto, de las Reglas y Constituciones de la Congregación y del Colegio, que más arde serán aprobadas durante su estancia en Villafranca, por el obispo Don Marcelino Siuri en 1718, cuando funda el Colegio de Jesús, María y José y Santa Rosalía, de Villafranca de Córdoba.
Las Reglas y Constituciones son interesantísimas y un estudio permite conocer la organización y funcionamiento de esta singular obra guía villarrense.
Entre los capítulos más interesantes caben señalar los siguientes:
"Se han de leccionar a las niñas en la doctrina cristiana, buenas costumbres, leer, coser, laborar y si por ser esta casa una escuela pública, podrá entrar cualquier muxer que quisiere se enseñada".
"A ninguna lleven salario por ello".
Los únicos requisitos eran el haber cumplido cuatro años de edad, y no padecer enfermedad. Establecen tres niveles de enseñanza acomodados a las distintas capacidades de las alumnas, y prohíben de manera clara y tajante los castigos físicos y las ofensas a las alumnas en una época en que solían ser frecuentes.

3. Fundación del Hospicio y del Hospital de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Año 1706)
Finalmente a requerimiento del Padre Luis, una vecina hacendada de la Aldea, Doña Ana Molleja, costeó y fundó en el año 1706, un Hospicio-Hospital, que se sostenía por la Junta de Beneficencia que dirigía el padre Luis, con la caridad de los vecinos y fundamentalmente por la obra guía que instituyó doña Ana Molleja, y que estaba constituida por "un olivar de unos seiscientos olivos y dieciocho fanegas de tierra de pan sembrar", cuyas rentas se invertirían en varias memorias y en socorrer y atender a los viajeros y transeúntes y principalmente a los pobres y enfermos del hospicio y del hospital.
El padre Luis atendía diariamente y personalmente a los pobres y enfermos, con admirable entrega y caridad cristiana, y precisamente este celo fue la causa de su muerte pues a resultar a atender a un soldado aquejado de la enfermedad del tabardillo, puso tal empeño en la curación del soldado, que este sanó, pero él fue contagiado y a los pocos meses murió en su celda, de la calle del Horno de Villafranca.
Una vez expuestas las tres grandes fundaciones del primer colegio de niñas en Aldea del Río en 1704, el padre Luis fue trasladado a Villafranca de Córdoba, el año 1712, donde también realizó un fecundo y admirable apostolado, dando todos sus bienes y fundando en el año 1717, el segundo colegio de niñas de la provincia de Córdoba, falleciendo en el año 1721, a la temprana edad de cincuenta y cinco años.
La semilla que dejó comenzó a germinar con las fundaciones provinciales de Aguilar de la Frontera (1731), Espejo (1758), El Carpio (1760), Baena (1764) y Montoro (1775).
Traspasaron los límites provinciales con la casa de Marchena (Sevilla) en 1779 y prosiguieron las fundaciones provinciales en Castro del Río (1786), P. De Córdoba (1787), Bujalance (1793) y finalmente La Rambla en 1818.
En 1919 se unieron la fundación del padre Luis Pérez Ponce, es decir la Congregación de la Beatísima Virgen María, con la fundación del padre Cosme Muñoz, que se desarrollaba en Córdoba capital y se había plasmado en el Colegio de la Piedad, naciendo de esa fundación, la actual Congregación de la R.R. Hijas del Patrocinio e María.
Hoy en día dicha congregación, ha traspasado el marco geográfico no solo provincial, regional o nacional, sino que se ha proyectado internacionalmente a otros países, tales como Bélgica, Colombia, Venezuela, etc., pudiéndose decir que aquella humilde empresa y semilla villarrense del padre Luis, ha germinado en todo el mundo.
La casa General se encuentra en Madrid, y su actual Superiora General, la madre Maria Dolores Torres Delgado, dirige la nave con el mismo carisma que les imprimieron el padre Luis y el padre Cosme, es decir con un gran espíritu de servicio, procurando el bien, la promoción y la educación cristiana de las niñas y jóvenes de las familias más sencillas.
Ya en 1712, cuando trasladaron al padre Luis a Villafranca, los villarenses debieron sentir su ausencia, pero la noticia luctuosa de su muerte el 18 de Abril de 1721 en su pueblo natal, debió conmocionar a la mayoría de los feligreses de Aldea del Río.
La huella y el recuerdo que debió dejar entre los villarenses después de toda una vida de ejemplar entrega a los pobres y necesitados, y llena de sentido, debió ser enorme.
Solo los siglos intentan borrar los hechos y las obras, pero cuando estos alcanzan la grandeza y la santidad como la del padre Luis, estas son imborrables y renacen como el ave fénix de sus propias cenizas.
Prueba del cariño, que a su vez, él sentía por los villarenses, lo demuestran sus últimas voluntades expresadas en el testamento:
"Es mi voluntad morir pobre a imitación de mi Señor Jesucristo, y así mismo en un amor muy grande a mis feligreses".
"Asimismo es mi voluntad que luego que yo fallezca, de aviso de mi muerte, uno de mis albaceas al señor vicario de Aldea del Río, para que noticie a los vecinos de ella de mi muerte, y les encargue que me recomienden a Dios por lo mucho que le he amado, y se remitan seis fanegas de trigo para que se repartan en pan amasado a los pobres de solemnidad vecinos de ella".
"Pido de todo corazón a todos los vecinos de Aldea del Río y de Villafranca, me perdonen lo mal que les he servido, y si en algo les hubiese molestado, declaro delante del Señor, ha sido por mi entrañable deseo de su salvación".
Para mí, como villarrense, ha sido verdaderamente revelador, descubrir como la providencia premió durante diecisiete años (1695-1712) a nuestros antepasados y por tanto a Villa del Río, con la presencia de un hombre excepcional de la categoría y santidad del venerable Padre Luis Pérez Ponce.
Por todo ello, sugiero desde aquí, a las autoridades municipales, la idea de dedicarle una calle o plaza, a tan relevante sacerdote, que recuerda a los villarenses las virtudes y las obras tan extraordinarias que realizó el padre Luis, en nuestro pueblo y de igual forma que hicieron los capitulares de Villafranca explique en una lápida el motivo:
"Por la obligación que esta Villa y sus vecinos debemos tener al venerable Padre Luis Pérez Ponce, fundador de la ermita de Ntro. Padre Jesús Nazareno, del Hospicio y del Hospital de igual nombre, así como del colegio público de niñas educadas, que se experimenta de la doctrina y enseñanza a todas las niñas del pueblo, no sólo en la obra de manos, sino enseñándoles las doctrina, a leer y escribir sin interés alguno". (Aldea del Río 1696-1712)
Finalmente quiero desde aquí, agradecer a mi amigo D. Luis Segado Gómez, Cronista Oficial de Villafranca, así como a la Madre Sor Concepción Osuna Ramírez, Superiora del Colegio de Jesús, María y José de Villafranca, por su incondicional ayuda y por todas las facilidades y documentos que me han proporcionado.

BIBLIOGRAFÍA:
- Vida del Venerable padre Don Luis Pérez Ponce (P.M.D. Jerónimo Vilches, Córdoba , año 1741)
- Villafranca de Córdoba. Un señorío andaluz durante la edad moderna (1549-1808). (Juan Aranda Doncel y Luis Segado Gómez, Córdoba, año 1992)
- Biografía de los Padres Cosme Muñoz y Luis Pérez Ponce. (RR. Hijas del Patrocinio de María, Madrid, año 1986)
- Documentos Fundacionales RR. Hijas del Patrocinio de María, Madrid año 1989
- Coreografía Histórico. Estadística de la provincia y Obispado de Córdoba. (Luis, María Ramírez y de las Casas-Deza; Córdoba año 1840)
- Inventario Monumental y Artístico de la Provincia de Córdoba. (Rafael Ramírez Arellano. Córdoba año 1904)
- Revista de Feria de Villafranca de Córdoba. (Coordinador: Luis Segado Gómez. Excmo. Ayuntamiento de Villafranca. Villa del Río (Córdoba) año 1993)

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Carta remitida a esta web de la Congregación Hijas del Patrocinio de María.


HIJAS DEL PATROCINIO DE MARIA.
Congregación religiosa de derecho pontificio, de fundación cordobesa, surgida en 1919, por el entonces obispo don Ramón Guillamet y Comá, de la fusión de dos ramas existentes desde los s. XVII y XVIII con finalidad similar: la educación de la niñez y la juventud, con preferencia los más necesitados, por los sacerdotes Cosme Muñoz, la de] s. XVII, y Luis Pérez Ponce, la de¡ s. XVIII, insignes ambos por su pedagogía y espíritu apostólico.

La Congregación cuenta actualmente con 17 casas: 13 en España, 1 en Bélgica y 3 en Venezuela, dos de ellas en colegios de primaria, secundaria y educación preartesanal y una de educación especial. Las 13 de España abarcan todos los niveles educativos, desde parvulario hasta COU pasando por EGB, enseñanza profesional, obras sociales, escuelas-hogar y educación especial.

La Ermita

(Manolo Luna)
Fuente: Revista de Feria de 1994

Aunque mucho se sabe de la historia de Villa del Río, nunca es tarde para hacer algunas puntualizaciones, si ello sirve para el esclarecimiento y reafirmación de lo que ya conocemos.
Para la historia de Villa del Río los datos desaparecen en 1936 a causa de la Guerra Civil. Archivos, actas y demás datos oficiales, fueron destruidos y quemados. A pesar de ello y a través de otros archivos, se puede reconstruir gran parte del espacio comprendido entre los años 1863 y 1939.
Tres son las fuentes que sirven para documentar estos periodos: Luis María de las Casas Deza, José María de la Vega y Ramírez de Arellano.
Todos estos datos recogidos y ordenados por Don Manuel Nieto Cumplido han dado luz a la historia, que en su día será editada y que nos ilustrará sobre los detalles, hechos y avatares que han sido importantes en el desarrollo y generación de la vida de este pueblo, que en un principio se llamó Orabuena, para terminar con el nombre actual después de pasar por el de Aldea del Río.
Es notaria la importancia que tuvo, debido a su situación geográfica. Estaba en la ruta que sirvió para la Reconquista, que los Reyes Católicos finalizaron con la rendición de Granada. Por aquellas fechas se produjo el grandioso acontecimiento de la aparición de la Virgen. En ese mismo tiempo existen en Villa del Río como instituciones religiosas la Parroquia, la Cofradía y el Hospital de la Santa Caridad, que tuvieron capital importancia en la atención a los transeúntes, que los fastuosos acontecimientos -conquista de Granada y descubrimiento de América- se produjeron en el siglo XV.
Después de producirse la aparición de la Virgen en los términos que todos conocemos, se acordó construir una ermita, en el mismo sitio que hoy ocupa el humilladero.
Según la descripción que hace Ramírez de Arellano redactada en 1904, de la imagen de la Virgen, se hace constar que, el niño esta sentado en el brazo izquierdo (se refiere a la imagen desaparecida en 1936) lo que la diferencia sustancialmente con la imagen actual en la que la Virgen sustenta al Niño en el brazo derecho. Una imagen igual a la que describe Ramírez Arellano se conserva en la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo enFuente Obejuna.
En el 1520 el Ayuntamiento se constituye en patronato de la Virgen, y desde entonces se venera a la Virgen como patrona de Villa del Río y como Virgen de la Estrella. El relato oral es el testimonio que llega hasta el siglo XVIII y que relata José María de la Vega y que nos lleva al conocimiento de que la talla destruida en 1936 fue ejecutada en 1760.
El 18 de Abril de 1531 a petición del consejo de Córdoba y con los parabienes del Emperador Carlos V se trasladó la parroquia desde su primitiva ubicación al antiguo Castillo. Se iniciaron las obras, siendo Obispo Juan Álvarez de Toledo y finalizaron en 1537.
En el 1738, se demuele la ermita existente de la Virgen de la Estrella trasladando la imagen de la Virgen a la parroquia hasta el año 1749. Terminada la ermita, aún tuvieron arrestos para invertir más dinero en la construcción del pórtico y casa posada del Santuario.
La desamortización del siglo XIX puso en serios aprietos la conservación, por lo que en 1841 llegó a un estado de verdadera ruina.
En ese momento entre los bienes de propiedad de la Hermandad de la Virgen de la Estrella existían la llamada Posada de la Estrella, situada en la calle Mesones.
Esta posada adquiere relevancia importante en el momento en que se previó informe favorable del Obispo Juan Alfonso de Alburquerque y ante el expediente del Ayuntamiento de Villa del Río, se acuerda construir un nuevo templo parroquial en el solar de la Posada de la Estrella.
Con proyecto del arquitecto Adolfo Castiñeira y con la Orden dictada por el Ministerio de Gracia y Justicia el 7 de Enero de 1868.



A la sazón de la construcción de la parroquia se aprovecha de Castiñeira, construir la espadaña en 1889, de la ermita de Ntra. Sra.
En 1936, cuando llega la guerra civil española, las iglesias son saqueadas y destruidas sus imágenes. Esta suerte corrió la ermita de la Virgen de la Estrella. La imagen existente, una talla, joya de arte gótico desapareció o fue destruida. Todo hace suponer que fueron forasteros, los causantes de tamaño desaguisado, pues no es de esperar otra cosa, que el pueblo era devoto fiel a su patrona. Un sacrilegio así no es admisible para un pueblo que era fiel a sus creencias religiosas.
Muchos vecinos de Villa del Río y cofrades fueron víctimas de este acontecimiento.
En el 1939 y siendo párroco D. Miguel Sánchez, se le encarga a D. Juan Martínez Cerrillo la nueva imagen. Esta es la que actualmente veneramos, todos los villarenses. Fue bendecida el 7 de septiembre de 1940.
En este relato se percibieron ciertas lagunas, que en lo conciso del mismo no me ha sido posible llenar pues sería tema para mayor espacio.
De todas formas ya advertía en el encabezamiento que sólo pretendía hacer algunas puntualizaciones. Lo demás supongo es conocido por todos.

Casa Consistoriales del siglo XIX: de Levante a Poniente.

(Mª Ángeles Clementson Lope)
Fuente: Revista de Feria de 1994

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Como consecuencia de las inundaciones que provocó el Guadalquivir en 1821, se cree que se perdieron los títulos de propiedad de las Casas Consistoriales que ejercían su función en el año 1865. Con el fin de inscribirlos en el Registro de la Propiedad, el alcalde por aquellos años, D. Andrés Molleja y Rueda, pidió con fecha de 20 de diciembre de 1865 un certificado al Sr. Secretario de la villa don Francisco Cerezo Cabello, en donde se especifica la documentación existente en el Archivo Municipal que sirviera para acreditar de alguna manera la propiedad de las mismas; y otro certificado a un perito práctico que describiera y tasara dichas casas consistoriales.
El certificado de Secretaría fue expedido el 23 de diciembre de 1865 y en él se habla de un testimonio fechado el 16 de noviembre de 1815 de don José Presas, oficial de la Secretaria de Estado del Despacho Universal de Gracia y Justicia, contador principal de rentas propios y arbitros de esta provincia, que certifica que entre los documentos de esta Contaduría hay un testimonio del escribano de Villa del Río, D. Juan Alfonso Mérida, de 8 de noviembre de 1760, donde manifiesta las causales de propios de la villa en el citado año, diciendo: "Las casas capitulares que son en la Plaza pública de esta villa y lindan de presente con otras que sirven de Pósito y otras de Diego Morales de esta vecindad las uqe no le rinden cosa alguna y tratan de las coasas que miren al bien común de sus vecinos".
Asimismo, hace alusión el Sr. Secretario a documentos de la Secretaria del Municipio en donde se dice: "Los propios de esta villa vienen poseyendo las casas capitulares desde época remota, sin que se sepa la época determinada en que se adquieren".
Estas certificaciones ratifican la propiedad de las casas consistoriales que, apoyándose en los reales decretos de 6 de noviembre de 1863, 1 de febrero y 11 de noviembre de 1864, referentes a bienes inmuebles pertenecientes al Estado, hacen la base legal para inscribirlos en el Registro de la Propiedad como pertenecientes al municipio.
En su escrito de 23 de diciembre de 1865, el perito práctico D. Pedro Criado Romero hace una somera descripción de las casas consistoriales que nos sirve para localizarlas en un entorno determinado de la plaza, en la esquina del actual Bar "La Estrella" (sería la parte de fachada que corresponde con el balcón corrido y en cuyo dintel del balcón central aparece la inscripción:

CAROLVS III
AS MDCCLXXVII


(Carlos III, años 1777). El certificado dice así: "...que habiendo reconocido con mayor detención el edificio de las casas capitulares señalado en la plaza pública con el num...uno linde por levante a la plaza pública de la Constitución, por el norte con otra de Doña Dolores Criado Cerezo y al sur con calle Real y por poniente con otra de Don Rafael Serrano Velásquez y verificada su mensura resulta que su extensión superficial es de ochenta y siete varas cuadradas, incluso el grueso de las paredes, equivalentes a sesenta metros, 88 decímetros, 91 centímetros y 60 milímetros cuadrados; contienen dos habitaciones bajas, escalera, pasillo y sala alta y atendido al estado de dicho edificio lo he valorado en mil cuatrocientos diez y seis escudos..."

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Una vez registrada su propiedad y debido a las necesidades de ampliación de las casas capitulares, se pidió permiso a la Superioridad -que lo concedió por Real Orden de 13 de diciembre de 1865- para realizar una permuta con otra finca de mayores dimensiones y con posibilidades de futuras ampliaciones, propiedad de Doña. Inés Ponce y Muñoz Cobo, sita en el número 1 de la calle de Mesones, haciendo esquina con la plaza pública y con fachada a poniente, casa denominada "Portales", valorada en 1599 escudos, con 117 varas cuadradas, lindando"... por su derecha entrando en ella con el edificio de las Carnecerías señalado con el número tres, por su izquierda hace esquina como queda dicho a la Plaza Mayor y por la espalda linda con las referidas carnecerías, y con la casa de panadería pública, dando frente por el sur a la mencionada calle de Mesones..."
La escritura de permuta fue otorgada el 13 de enero de 1866 ante notario de Villa del Río, Francisco Jurado Montes, siendo este nuevo edificio la segunda casa consistorial de la que tenemos constancia.

Blas Moyano

(Autor: Fco. López López. Revista de Feria 1.994)

Rebelde por naturaleza, lleno de furia en sus pinceles, este pintor villarense deja huella en su pueblo natal del arte que supo calar en su mente.

Viajero como el que más, gusta de observar otras tierras, para plasmar en la tela de sus lienzos la belleza que tan sutilmente capta de aquellos lugares que visita.

Con sus pinceles consigue reflejar en sus cuadros, la vida misma y la naturaleza de aquellos bellos rincones que pasan desapercibidos para el resto de los mortales, que no están dotados de esa especial sensibilidad. Su encanto de hombre vivaracho, alegre y a veces noctámbulo, también queda reflejado en sus cuadros.

Todo él, es una estrella fugaz; que al igual que la misma, va dejando tras de sí una larga estela de Belleza y Arte, cual es su obra, esa obra que no tiene fin, que le inmortaliza para siempre; igual que a todos los grandes artistas.

Su reconocido prestigio internacional, no le han envilecido, todo lo contrario, le ha forjado mas humano y más abierto a la sociedad.

Para quien escribe, eres grande entre los grandes, generoso entre los generosos y rebelde ante la justicia. Me siento orgulloso de tener tu amistad.

Mi deseo es, que al igual que las fuentes cristalinas, aquellas que no están contaminadas por el hombre, surques la tierra en un largo e interminable recorrido dando vida y belleza a tu paso, como lo estás haciendo actualmente.

Los archivos: fuentes para la historia.

(Mª Ángeles Clementson Lope)
Fuente: Revista de Feria de 1994

En la mayoría de las Recopilaciones, Ordenes, Instrucciones, Reales Decretos, Reglamentos, Estatutos, Leyes, etc., que históricamente preceden a la legislación actual, se reitera la obligación de custodiar cuantos privilegios, escrituras, libros,... y, en suma, cuantos documentos deben guardarse por el hecho de ser fruto de la gestión administrativa de interés social para el futuro.
Este reconocimiento de proyectar al devenir la documentación que atestigua la vida y, en definitiva, la historia de un pueblo, lleva implícita la consideración de bien histórico y la obligatoriedad de su conservación y defensa. Así, en el vasto campo de los bienes culturales, los materiales propios de archivo, junto con los de la biblioteca, se rigen por las leyes y normativas que regulan la defensa y protección del patrimonio histórico nacional: Constitución Española de 1978 y Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 en el ámbito nacional; Ley 3/1984, de 9 de enero, de Archivos de Andalucía -desarrollada recientemente junto con la aprobación del Reglamento de Organización del Sistema Andaluz de Archivos por la Junta de Andalucía (Decreto 73/1994, de 29 de marzo)- y Ley 1/1991, de 3 de julio, de Patrimonio Histórico de Andalusía, en el plano autonómico, y aunque muy someramente, la Ley 7/1985 de 2 abril, reguladora de las Bases del Régimen Local, para municipios y provincias.
Históricamente, salvo honrosas excepciones, los archivos españoles han sido los grandes olvidados de las administraciones, bien por no existir una conciencia del papel tan importante que éstos tienen en la vida de los pueblos, bien por falta de medios económicos, ... La aparición del primer testimonio escrito fue un hecho fundamental que hizo entrar al hombre en la historia, y es a partir de este momento cuando los archivos van a comenzar su andadura.
Archivos existían en Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma, ... desde antiguo. En la Edad Media el archivo tuvo un sentido utilitario para defender derechos de litigio. Como las Cortes eran itinerantes, el archivo se limitaba a un arcón que contenía pergaminos. Este carácter de movilidad ponía en peligro los testimonios escritos; fue la iglesia, con el cariz estático que otorgo a los monasterios, la que trajo esta idea de estabilidad para los depósitos documentales y, con ello, una mayor conservación.

Un hecho de gran trascendencia ser la aparición del papel, que traerá un aumento de la producción documental y un acrecentamiento y proliferación de loas archivos. En España, Carlos I fue un monarca con gran preocupación en lo que respecta a la salvaguardia de los documentos; por ello, ordenó reunirlos, bajo la custodia de un archivero, en la fortaleza de Simancas. Esta labor es continuada por su sucesor Felipe II, pero será Carlos III quién de un nuevo auge a la conservación documental reuniendo los fondos relativos a las Américas en la Casa Lonja, hoy Archivo General de Indias.
A mediados del siglo XIX, se crea el cuerpo de archiveros y con ellos nace un nuevo interés; a la idea de conservar, hay que añadir también la de hacer accesibles los documentos, proyectando su contenido al exterior, para ponerlos al servicio de los ciudadanos. En la actualidad, para gran parte de la población, los documentos nacen con una finalidad jurídico-adminsitrativa y, cuando ésta termina, pierden su importancia y se piensa, erróneamente, que hay que destruirlos o dejarlos en el olvido de algún desorganizado archivo, sin tener en cuenta una función tan importante como la que le vio nacer: ser fuente para la historia.

Gastronomía - Maimones, gachas dulces y azarillo.

Uno de los platos más destacados de la cocina de Villa del Río son los populares maimones o sopa de hortalizas, de origen árabe, que se prepara con aceite, pan, cebolla, canela en rama, leche y azúcar. La elaboración es así: en el aceite caliente se fríe el pan en rodajas muy finas, extraido el pan, en el mismo aceite se fríen cascos de cebolla; una vez macerada la cebolla, en el aceite se vuelve a echar el pan, se revuelve todo con leche, azúcar y canela, al gusto, y se deja hervir. Este plato se suele tomar en invierno como postre, pero también es una comida muy adecuada para personas desmejoradas.

Un postre de esta tierra en cualquier época del año es la crema de nueces, en la que se emplea 1 l de leche crecido, un cuenco de nueces machacadas y un cuenco de azúcar no muy lleno. La leche se pone al fuego con la nuez y el azúcar, y se deja hervir hasta que espese; se distribuyen cuencos y se deja enfriar.

En las vísperas de fiestas era habitual elaborar las gachas dulces, una especialidad única para estos contornos. Se rehoga en aceite de oliva templado, flor de hinojo y cortezas de limón, y luego se les añade harina, unas veces con leche y otras con agua. Finalmente, se incorporan frutos secos y se sirven con miel.

Otro plato tradicional de Villa del Río es el azarillo, una especie de aperitivo muy peculiar. Se elabora pasando en las brasas unos pimientos colorados troceados, con ajos, y un bacalao a tiras; se mezclaba todo con huevos troceados por encima. Perdura asimismo la caldereta, un guiso de cordero muy sabroso. En una cazuela de barro se prepara una salsa con cebolla, laurel, tomillo y pimentón; se mueve todo a fuego lento y se le añaden las tajadas de cordero no muy grandes; en un mortero se machaca el hígado, que se adiciona a la carne.

En los antiguos mesones se cocinaba a menudo la llamada hoya de la venta, un estofado de carne con alubias blancas, que constituía un plató casi ligado en estos lugares de paso. La carne podía ser de toros o de ternera, nunca de cerdo; una vez rehogada, se le añadía las judías blancas, patatas y trozos de chorizo y jamón; se dejaba hervir y se servía en platos individuales. Destaca esta zona por su buen aceite de oliva, el elaborado en las diversas cooperativas del municipio.

CAR

Orfebrería. La Custodia de Damian de Castro

El siglo XVIII fue el momento culminante de la platería cordobesa, y de sus artífices, Damián de Castro, la figura más destacada. El barroco, con sus formas onduladas, de gran dinamismo y relieve, adquiere, en las manos de este maestro, una nueva dimensión, que alcanzaba su cenit en la estética de rococó. Todo ello es fácilmente constatable en las dos custodias que realizó para la parroquia de Villa del Río; una, de mayor tamaño y más profusamente decorada, y la otra más sencilla y de reducidas dimensiones.

(CSP)

Artesanía - UNA GENERACION DE ARTESANOS

Villa del Río es un pueblo donde la arte-sanía tiene una tradición, que en algunos casos se remonta a muchas décadas. Sin embargo, de un tiempo a ésta parte, desde la gran emigración habida por los años 60 a los 70 y el abandono del uso de muchos objetos, los artesanos han ido decayendo.
Tanto es así, que hace pocos anos, apenas quedan algunos artífices en la población. Los artesanos que quedan en Villa del Río pasan hoy día por una indudable crisis económica y profe-sional. Las causas son varias: el envejecimiento de los profesionales en las diferentes ramas, sin que tengan sucesores jóvenes, la cada vez más difícil integración de personal nuevo a estas vie-jas actividades, la falta de unos mercados en los que se comercialice rectamente y un valor renta-ble la producción artesana.
Muchas ramas artesanas villarrenses se vieron definitivamente en extinción , algunos de los artesanos que por suerte nos quedan se ven gravemente amenazados de extinción de aquí a pocos años. Y hay que tomar conciencia de ello, pues con su perdida se acabaría un trozo de la historia de Villa del Río.
Es pues el momento de trabajar para conseguir una estabilidad presente que conduzca una proyección futura de nuestros artesanos.
Hemos de partir del principio de que la mayoría de los trabajos que hoy realizan estos auténticos artistas, y que en tiempos pasados eran de uso común en la sociedad, en la actualidad son meramente exorno, salvo en raras excepciones. Es decir: que proteger la artesanía no es potenciar una industria productora de artículos de uso general de primera necesidad. Muy al contrario, es proteger una serie de producciones que solamente sirven, en la inmensa mayoría de los casos, para exorno. Pero ¡ojo!, es asimismo proteger unas actividades y unas obras que forman parte esencial de nuestra cultura y que suponen una contribución en nuestros hogares o en lugares públicos, a la humanización de los mismos con tales exornos, evitando ese progresivo deterioro del bienestar humano, que hoy aplana a nuestra sociedad convirtiéndola, en muchos casos, de estar compuesta por hombres a ir camino de ser robots.

Por todo ello es una obligación de los organismos relacionados con la economía y el turismo, así como los de tipo local, el trabajar por recuperar y estabilizar nuestros artesanos, para que se cumpla un programa de salvación de nuestra artesanía, que sin duda es la salvación de una buena parte de nuestra cultura.

R.M.

...
En la actualidad quedan pocos tallistas, si bien sus realizaciones siguen teniendo gran interés. En la fotografía podernos ver uno de los pocos artesanos villarrenses, Pedro Torralbo Mármol trabajando en su taller, que sigue la tradición de AntonioTorralbo Rojas su padre y maestro que contemplamos a través de la foto junto a otro compañero y un aprendiz.

ARTESANÍA - Alfarería, madera y hierro.

Juan Cantero Moreno es, por ahora, el último alfarero de Villa del Río, a la tradición artesanal que se remonta, al parecer, a finales del siglo XVIII. Tiene su alfar junto al Guadalquivir, cerca del Paso de las Aceñas, donde dispone de tres hornos para conocer sus cacharros, principalmente macetines para gazpacho, botijas de cabrero, macetas, botijos y huchas. Cantero aprendió su noble oficio de un alfarero bujalanceño, Manuel García, que se estableció en Villa del Río en 1926, donde trabajó hasta su muerte, en 1947. Miguel Pérez es unos de los nuevos artesanos del barro y la cerámica, sobre todo en esta última actividad, destacando sus hermosos azulejos pintados con imágenes típicas de Villa del Río, recibiendo numerosos encargos de todo el país.

No escasean los artesanos en Villa del Río, que aportan variedad de especialidades. Así, en un pueblo de tan pujante industria y mobiliaria no podían faltar los buenos ebanistas detallistas, como Pedro Torralba, Rafael Machado. Relacionado con la artesanía de la madera está también José Muñoz Menor, carpintero con tanta destreza como paciencia al realizar reproducciones en miniatura de carros antiguos; la veintena de modelos ultimados hasta ahora despiertan admiración allí donde los expone.

Bernardo Menor es un herrero artesano que realiza por encargo toda clase de objetos para uso y decoración, como artísticas rejas y lámparas (de su taller salieron, por ejemplo, las del nuevo ayuntamiento, muy indicadas para iluminar el viejo castillo recuperando como casa consistorial).

Miguel Pérez y Sebastián Centella realizan pequeñas esculturas de cerámica; el primero, además, diseña rótulos callejeros, y el segundo practica el bajorrelieve en barro. La nómina de artesanos la completa Juana Luisa Navarro, una excelente bordadora ya fallecida, dejándonos obras como la saya de la Virgen de la Paz y la Esperanza de este pueblo.

FSM

Castillo y casas señoriales.

Dentro de la arquitectura civil de Villa del Río hay que destacar en los restos del antiguo castillo medieval. Esta fortaleza de asistí en época musulmana, siendo conquistada por Fernando III antes de la toma de Córdoba. Quedó sujeta a la jurisdicción de esta ciudad, aunque en la 2ª mitad del siglo XV y pasa poder de Fernán Pérez de monte mayor, realizando entonces importantes obras que le dieron su configuración definitiva. Después volvió a la ciudad de Córdoba, hasta que 1531 se formó en ella la parroquia de San Pedro, perteneciendo en este uso durante cuatro siglos. Hoy, según quedó indicado (ver arquitectura religiosa), alojan dependencias municipales, denotando su primitiva función de fortaleza los dos grandes torreones prismáticos de piedra que quedan ambos extremos del edificio. La torre occidental conserva una portadita gótica, arco apuntado de marcadas dovelas, arrancando de molduras góticas. Junto al castillo se localiza el antiguo Ayuntamiento, erigido para 1889.

Además de estos edificios principales, hay que reseñar diversas casas señoriales de los siglos XVII, XVIII y XIX, todas ellas emplazadas en las principales vías de la población. Así, en la calle Blas Infante, el número 9 se corresponde con una casa enriquecida comporta de piedra del Seiscientos, que ofrece el característico el esquema adintelado con fragmentos de frotón recto que hacen de asiento a unos escudos, también del siglo XVII. Más adelante, en esta misma calle y en la de Pablo Picasso, se conservan otras casas blasonadas, pero con escudos de decoración rococó del siglo XVIII. De esta misma centuria es un inmueble de la plaza de la Constitución (foto izq), frente al Ayuntamiento. Se trata de una bella muestra de arquitectura popular, balcón central encuadrado por fragmentos de frontón y otro en esquina, muy curioso por su pilar de sostén y los herrajes curvos que posee.

A continuación, pasada ya la parroquia nueva de la Inmaculada Concepción, se emplaza la más monumental casa señorial de Villa del Río, que se fecha en 1817. Pertenece al marqués del Valle de Sidueñas (foto drc) y presenta dos cuerpos y pretil de remate, ofreciendo paramentos enlucidos y elementos arquitectónicos en ladrillo visto. Ennoblece su fachada parejas de pilastras almohadilladas, que articulan los salientes de los extremos. La portada de piedra, algo descentrada, es una bella muestra de arquitectura neoclásica, con arcos de medio punto flanqueado por columnas dóricas, entablamento con triglifos y balcón superior provisto de pilastras y columnas jónicas. En relación con esta portada hay otra más sencilla en la calle Alta. Deben reseñarse, además, diversas mansiones del siglo XIX, de noble y bien compuesta fachada, que se localizan igualmente en las calles principales, particularmente en los alrededores de la plaza de la Constitución y en las calles que parten de ella.

J.R.C.