Blas Moyano Rosauro. Maneras, estilo y obras de nuestro maestro universal.

(Autor: Rafael Muñoz Moreno. Revista de Feria del 2000)

Cuando la pintura se transforma en melodía de gamas de un mundo esperanzado encontramos la obra de Blas Moyano, un pintor que forma parte del patrimonio cultural del país y que los villarenses lo sentimos cercano, vive con nosotros. El equilibrio de sus lienzos y murales, su estilo luminoso nos descubre un ejercicio poético, donde se busca la esencia intima de las cosas.

La genialidad de su pintura se inspira en un dominio de la técnica y en una visión profunda y sentida que, como todo lo esencial, se expresa con la solemnidad de lo sencillo.

La obra de Blas Moyano no es fruto de la ingenuidad estética, porque refleja la tensión que a su alrededor percibe una realidad llena de contrastes y desequilibrios. En este sentido “siempre brilla en su aparente simplicidad su profunda estrella”.

Su recorrido íntimo por el impresionismo, el cubismo y el expresionismo han cristalizado en un sentido personal que otorga a los lienzos y murales vida propia, sus cuadros, llenos de gamas de colores verdes, azules o naranjados, son el reflejo de un cromatismo luminoso y lleno de vigor, reflejo de la frescura de la vida que le acompaña. La pincelada serena y pacificadora de Blas Moyano actúa de relajamiento y nos invita a reflexionar, pensando a través de paisajes o rincones de Villa del Río.

Blas Moyano villarense universal, con su antológica trayectoria artística por el viejo continente, con su sencillez honesta y sus imágenes limpias y esperanzadoras, ha creado en sus obras, a lo largo de más de sesenta años de pintor profesional.

Es tanto pintar para los demás, para la eternidad, aunque, como es lógico y ocurre con todos los grandes artistas, las obras salidas de su ingenio y de su visión del mundo, serán siempre “Sus Obras”.