(Autor: Rafael Muñoz Moreno. Revista de Feria 1.998)
Blas Moyano Rosauro nace el 25 de julio de 1913 en Villa del Río, pueblo netamente andaluz impregnado de sol y color. Ese paisaje de luz meridiana, reflejado en el Guadalquivir, marca esa sensibilidad que manifiesta su retina para captar diferentes gamas de luminosidad y tonalidades.
La vocación por la pintura resurge en Blas ya casi desde el vientre de su madre (María Rosauro).
A los 17 años obtiene una beca otorgada por la Diputación Provincial de Córdoba obteniendo el nº 1 ante 412 aspirantes, para cursar estudios de Dibujo con D. Rafael Guijo e Historia del Arte con D. Vicente Ortiz Belmonte. Ésta constaba de tres años de estudios, y tras unas inmejorables calificaciones (Sobresaliente y Matrículas de Honor) decidieron prorrogarla un año más. Durante este periodo fue alumno de D. Enrique Romero de Torres, hermano del famoso pintor cordobés.
En 1934 se traslada a Madrid para ampliar estudios en la Escuela de Bellas Artes. Después de dos años y a través de su carácter rebelde deja de someterse a academicismos e inicia su labor personal con una técnica particularísima.
Las exposiciones de su obra se suceden en distintos puntos del país y del extranjero (1957 Madrid- Circulo de Bellas Artes con 37 obras. 1959 Salamanca- Sala Miranda con 25 obras ).
Nuevas participaciones en muestras artísticas y premios se van uniendo a su palmarés. Las críticas realizadas por diferentes medios de comunicación le conceden importantes elogios a su trayectoria. Su producción de figuras al paisaje, de la tipología humana al objeto.
Sus grandes murales dan muestra de su creatividad y de una depurada técnica, se exponen en: Barcelona, Alicante, Burgos, Santander, Vigo, Montoro, Villa del Río, etc.
A medida que avanza su obra la crítica le otorga mayor prestigio. En Marzo de 1977 es invitado a exponer 35 de sus obras en la Galería Exotérica de Madrid.
En Septiembre de este mismo año expone por primera vez en Villa del Río. La muestra (de 40 obras) es organizada por el Centro Social y Cultural Al- Andaluz, está tiene lugar en la calle Alta, 49. Se suceden las exposiciones personales así como las participaciones del pintor en diversos homenajes dedicados a actos culturales y benéficos.
En abril de 1980 se celebra en la Casa de la Cultura, la segunda exposición en su pueblo natal, con un total de 114 obras en la que se recoge su trayectoria profesional.
En septiembre de 1986, el reconocimiento de su pueblo hacia el pintor es unánime y le otorgan el nombramiento de hijo predilecto de la villa.
En Marzo de 1987 expone en la Galería Studio de Córdoba, suscitando gran interés en los ambientes artísticos de la Capital.
Blas Moyano es un artista capaz de captar a la perfección el mundo que le rodea para después traducir en color y armonía toda la agitación del entorno. Y es que según este pintor radica en haber sabido instruir esa vibración campesina que subyace tras la realidad.
La pintura del maestro está impregnada de su propia personalidad (hombre abierto y sencillo, carácter inquieto y rebelde, no sujeto a imposiciones ni normas preestablecidas) Además, posee la secreta elegancia de proclamar en voz alta aquello que guarda en su corazón.
A pesar de la genialidad reflejada en sus pinturas no deja de ser esa persona afable, sencilla a la cual gusta de charlar con sus paisanos y amigos, además de disfrutar del recuerdo de su pueblo.
Blas Moyano quiere perder el brillo de sus ojos en la tierra que le vio nacer.
Blas Moyano Rosauro nace el 25 de julio de 1913 en Villa del Río, pueblo netamente andaluz impregnado de sol y color. Ese paisaje de luz meridiana, reflejado en el Guadalquivir, marca esa sensibilidad que manifiesta su retina para captar diferentes gamas de luminosidad y tonalidades.
La vocación por la pintura resurge en Blas ya casi desde el vientre de su madre (María Rosauro).
A los 17 años obtiene una beca otorgada por la Diputación Provincial de Córdoba obteniendo el nº 1 ante 412 aspirantes, para cursar estudios de Dibujo con D. Rafael Guijo e Historia del Arte con D. Vicente Ortiz Belmonte. Ésta constaba de tres años de estudios, y tras unas inmejorables calificaciones (Sobresaliente y Matrículas de Honor) decidieron prorrogarla un año más. Durante este periodo fue alumno de D. Enrique Romero de Torres, hermano del famoso pintor cordobés.
En 1934 se traslada a Madrid para ampliar estudios en la Escuela de Bellas Artes. Después de dos años y a través de su carácter rebelde deja de someterse a academicismos e inicia su labor personal con una técnica particularísima.
Las exposiciones de su obra se suceden en distintos puntos del país y del extranjero (1957 Madrid- Circulo de Bellas Artes con 37 obras. 1959 Salamanca- Sala Miranda con 25 obras ).
Nuevas participaciones en muestras artísticas y premios se van uniendo a su palmarés. Las críticas realizadas por diferentes medios de comunicación le conceden importantes elogios a su trayectoria. Su producción de figuras al paisaje, de la tipología humana al objeto.
Sus grandes murales dan muestra de su creatividad y de una depurada técnica, se exponen en: Barcelona, Alicante, Burgos, Santander, Vigo, Montoro, Villa del Río, etc.
A medida que avanza su obra la crítica le otorga mayor prestigio. En Marzo de 1977 es invitado a exponer 35 de sus obras en la Galería Exotérica de Madrid.
En Septiembre de este mismo año expone por primera vez en Villa del Río. La muestra (de 40 obras) es organizada por el Centro Social y Cultural Al- Andaluz, está tiene lugar en la calle Alta, 49. Se suceden las exposiciones personales así como las participaciones del pintor en diversos homenajes dedicados a actos culturales y benéficos.
En abril de 1980 se celebra en la Casa de la Cultura, la segunda exposición en su pueblo natal, con un total de 114 obras en la que se recoge su trayectoria profesional.
En septiembre de 1986, el reconocimiento de su pueblo hacia el pintor es unánime y le otorgan el nombramiento de hijo predilecto de la villa.
En Marzo de 1987 expone en la Galería Studio de Córdoba, suscitando gran interés en los ambientes artísticos de la Capital.
Blas Moyano es un artista capaz de captar a la perfección el mundo que le rodea para después traducir en color y armonía toda la agitación del entorno. Y es que según este pintor radica en haber sabido instruir esa vibración campesina que subyace tras la realidad.
La pintura del maestro está impregnada de su propia personalidad (hombre abierto y sencillo, carácter inquieto y rebelde, no sujeto a imposiciones ni normas preestablecidas) Además, posee la secreta elegancia de proclamar en voz alta aquello que guarda en su corazón.
A pesar de la genialidad reflejada en sus pinturas no deja de ser esa persona afable, sencilla a la cual gusta de charlar con sus paisanos y amigos, además de disfrutar del recuerdo de su pueblo.
Blas Moyano quiere perder el brillo de sus ojos en la tierra que le vio nacer.