Lo más característico del viejo Jardín del Lirio, mermado por las obras de infraestructura vial que le impusieron sus cercanías a la carretera, es su organización en dos sectores completamente diferenciados. Si iniciamos nuestro recorrido por el mismo de este donde estuvo el bar La Terraza, donde crece la morera, la catalpa y la palma de apretado penacho, los cipreses arizónicos, los naranjos de amargo fruto y la robinia, lo estaremos haciendo por su parte ajardinada, entre parterres de caléndulas y rosales, olmos, aligustres y árboles de Judea, pitosporos y robinias, y la melia sombreando la zona de un kiosco y, de nuevo, la verde seudo acacia y, todo ello a lo largo de la calle Pablo Picasso y en dirección altura que divide el lugar y desemboca donde se abre convertido en paseo.
(M.C.)
Una fuente en el centro en hileras de farolas configuran el eje de esta parte amplia, despejada y terriza que hacía la mencionada calle Pablo Picasso tiene talud de iris y rosales, viejos olmos y acacias de tres espinas centenarias, así como hacía el río y la carretera es de altos chopos de frondosas copas, de robinias y esterculias que configura un toldo vegetal espeso. Parte, sin duda, la más antigua del conjunto, siempre acogedora, donde Córdoba tiene su puerta a Guadalquivir.
(M.C.)