A Blas Moyano.

(Autor: Francisco Laguna. Revista Feria-1.990)

Tras su reciente y exitosa exposición de pintura, le oímos comentar a este genial, inconformista y rebelde pintor de Villa del Río, que dejaba los pinceles y la paleta, para así disfrutar un merecido retiro tras muchos años de ejercitar un arte al que ha aportado colorido y técnicas desconocidas.

En nuestra Villa, por suerte, han quedado obras plasmadas en las paredes y lienzos que nos hablan de un artista con las ideas muy claras y sobre todo sin dejarse influir por nada ni por nadie.

Como a todo buen artista sus obras no son del gusto de algunos, cualidad indispensable para llegar a ser alguien, sabido es que cuando se realizan obras de arte, estas deben llevar el adobo de la polémica, de lo contrario pasarían desapercibidas.

Desde hace bastante tiempo soy un ferviente admirador de este genial artista, dada su atrevida y colorista obra, con un aire costumbrista que me hace refrescar la vista cuando contemplo algunos de sus lienzos.

Por eso aprovecho esta, nuestra anual revista de feria, quisiera decirle a Blas, que no “se corte la coleta”, porque no debería privarnos de esas obras que nos hablan de unas sierras, unos mares, unos pueblos, unos personajes, que ya son historia gra cias a sus pinceles.

Personajes como en el caso de un natural de Villa del Río, “El Zorongo”, el cual ha quedado inmortalizado en muchas colecciones particulares y en particular en los salones de nuestro Ayuntamiento.

Blas, si algún día decides dejar tu arte, no lo hagas, en solitario, y tan pronto, tu patrimonio artístico debe quedar en tu pueblo escoltado por un aliado que agigantará tu obra, como es el tiempo.

Recuerdos, obras, acontecimientos y demás enseres de una vida artística como es la tuya, no deberían quedar esparcidas, sino todo lo contrario agrupados para recreo y aprendizaje de muchos de tus paisanos, que admiran el bello arte de la pintura, y como no el tuyo en particular.

No pierdas tu rebeldía, no pierdas tu inconformismo y sobre todo no pierdas la ilusión, cosas que se pierden con el paso de los años, que en tu caso no debe suceder dado tu espíritu joven.

Habrá que decirte como la coplilla de unas sevillanas: “No te vayas todavía, no te vayas por favor. Que hasta la guitarra mía llora cuando dice adiós”.