PONS RIPAE

(Mª Ángeles Clementson Lope)
Fuente: Revista de Feria de 1996

Roma toma básicamente sus modelos constructivos del mundo griego, en relación con la arquitectura religiosa; sin embargo, desarrolló una arquitectura civil que encontraba sus fundamentos más relevantes en la ingeniería, que alcanzó cotas de sofisticación hasta entonces inimaginables. Para este tipo de arquitectura, Roma se inspiró en los modelos constructivos del mundo mesopotámico, que le habían sido legados a través de la cultura etrusca, fundamentalmente en relación con el empleo del arco y, por desarrollo de éste, de la bóveda. Además Roma adoptó una disposición receptiva en relación con las distintas culturas que dominó políticamente; de ellas supo extraer, seleccionando y perfeccionando sus tipologías constructivas, una amplia gama de recursos técnicos que fueron los soportes fundamentales de la cohesión política y económica del imperio.
La arquitectura romana superó ampliamente la visión estática que se había definido como sistema constructivo en Grecia. Se pasó a conformar sistemas mucho más dinámicos que encontraron su fundamento precisamente en el empleo sistemático de arcos y bóvedas, para cuya construcción este pueblo desplegó un ingenio y un sistema práctico que aún hoy asombra por su sofisticación y eficacia.
Para poder organizar el imperio, los romanos construyeron una red viaria modélica en su tiempo y desarrollaron una importantísima ingeniería civil, como indiqué anteriormente. Las vías romanas siguen generalmente la topografía del terreno adaptándose a la misma. Al principio sólo se construyen puentes en algunos de los pasos en ríos y valles, sobre pilares de piedra, a base de tablones de madera reforzados con estribos y caballetes. Los progresos desarrollados respecto a las técnicas de abovedamiento posibilitaron las construcción de puentes realizados con arcos ya de piedra.
El puente romano de Villa del Río es un ejemplo de esta arquitectura civil, una pequeña joya. Está situado en la Vía Augusta sobre el río Salado, a un kilómetro de la población en dirección este. La mayoría de las opiniones lo sitúan cronológicamente en la época de Augusto (S.II) Tiene una estructura asimétrica formada por un arco central flanqueado por otros dos pequeños y un tercero en el lado derecho (visto desde la fachada contracorriente). El arco central es de 8,90 m de luz ("anchura"); los laterales, de 3,50 m el derecho y 3 m el izquierdo; el más pequeño de la derecha tiene 2,60 m.
La diferente luz de los arcos trae como consecuencia alturas también diferentes; el central es el más alto y provoca un perfil apuntado en el puente, tiene arquillos de aligeramiento en los pilares cuya luz es de 1,10 m por 1,88 m de altura. En el puente también se pueden observar tajamares triangulares, concretamente en la fachada contracorriente, que servían para encauzar las aguas hacia los arcos; estaban formados por sillares almohadillados que se unen perfectamente a su pilar correspondiente. El tajamar es la cara apuntada de un pilar de puente que tenía como misión romper la fuerza de la corriente.
El puente está realizado en la técnica constructiva denominada Opus Quadratum, bien representado en Córdoba en otras edificaciones importantes. El material empleado es la piedra arenisca de la zona, que en la clasificación de Pettjhon de 1957 corresponde a una Arcosa Potásica, con arcilla y óxidos de hierro con algo de fracción limosa, más comúnmente conocida como piedra molasa. Como características a destacar, por lo poco usuales, hemos de mencionar las siguientes:
- Almohadillado (parte del sillar que sobresale de la obra con las aristas achaflanadas o redondeadas) que se conserva en la mayor parte de sus sillares (los que son originales y no han sufrido remodelación), siendo en algún caso muy pronunciado.
- Sillares bastante homogéneos, con 80 cm de longitud, 50-70 de grosor, 40-50 de altura. La parte más antigua que aún se conserva del puente presenta el sistema de aparejo isódomo, uno de los más utilizados en el mundo romano. Hemos de tener en cuenta que este puente ha sido sometido a diversos procesos de restauración a lo largo de su existencia y se han añadido partes que presentan otra disposición de aparejo.
- Las dovelas están engatilladas (junta de la fábrica de sillería en la cual los salientes de un elemento encuentran su correspondiente encaje en el otro) en la rosca de los arcos para así evitar el deslizamiento de éstas. Están almohadilladas con una plasticidad casi escultórica.
- Los arcos menores se apoyan sobre las dovelas de los arquillos de aligeramiento de manera que las dovelas de estos últimos constituyen las jambas de los primeros.

La parte superior del puente está remodelada con sillares sin almohadillado, al igual que la rosca de los arcos central e izquierdo que utilizan grandes ladrillos. Son originales los dos arcos de la derecha y casi todo el central, el arranque del puente hasta los pilares y está remodelada toda la parte superior.
Como vemos, se trata de un puente que se conserva en su mayor parte y de unas características más que notables. Es por ello que se pretende, desde el trampolín de este medio de comunicación <>, despertar iniciativas dormidas y volcar la mirada e interés de todos los villarrenses sobre él.

ANEXO
A principios de enero del año 1992, el Ayuntamiento de Villa del Río envía dos escritos, uno a la Fundación Sevillana de Electricidad y otro a la Delegación Provincial de Cultura. En el primero se solicitaba que la iluminación del Puente Romano de Villa del Río se incluyera dentro del programa de actuaciones llevado a cabo por la citada Fundación con motivo de la conmemoración del V Centenario de la Unidad de España y de la Exposición Universal de Sevilla. En el segundo escrito se pedía el apoyo de la citada Delegación, realizando un estudio de las características y condiciones del Puente, con el fin de que la mencionada iluminación se hiciera de la forma más adecuada. La Fundación Sevillana contesta al escrito comunicando que no se puede realizar en breve plazo, pero que se tendrá en cuenta...
En febrero del mismo año, el ayuntamiento dirige un escrito a la Delegación Provincial de Cultura en el que se solicitaba un informe que marcará las pautas para lograr la adecuación del proyecto de iluminación al citado puente. Por su parte, la Delegación de Cultura envía sendos informes elaborados por el Arquitecto Jefe de la Unidad Técnica de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y el Arqueólogo Provincial, para que sean tenidos en cuenta a la hora de elaborar el proyecto.
Los informes fueron bien recibidos por parte del ayuntamiento, quien solicitó una subvención a la citada delegación o bien que se hiciera cargo de la realización del proyecto. En marzo de 1992, la Delegación de Cultura contestó indicando que se consideraría su inclusión en los futuros programas de obras que se eleven por parte de ésta a la Dirección General de Bienes Culturales, quedando el asunto parado en este punto.
En la actualidad, por iniciativa particular y al calor de la inauguración del Museo Histórico Municipal de Villa del Río, contando con el apoyo del propio ayuntamiento, se pretende mover el tema de nuevo para poder llevar a cabo no sólo el proyecto de iluminación, sino también la señalización histórica del puente desde las vías de comunicación colindantes, así como dentro de la localidad, el adecentamiento del área de descanso en torno al puente, realizando lo que se denomina un Parque Arqueológico dedicado al descanso, ocio y cultura. Se pretende, asimismo, vincular no sólo a los habitantes de la localidad, sino también a los usuarios de las vías de comunicación y a cualquier visitante que se sienta atraído por todo lo que ofrece Villa del Río: el futuro museo Pedro Bueno, el museo histórico municipal, el castillo, las aceñas árabes, la ermita de la Virgen de la Estrella, las casas solariegas y, como no, este notable Puente Romano.
Prestigiando nuestro Puente Romano conseguiríamos que la entrada en la Provincia de Córdoba estuviera representada por este invitado de lujo, un puente que aún está erguido, después del paso de los años y de las intervenciones sufridas. Sin duda, se trata de una pequeña gran joya de la arquitectura civil romana y es claro testigo de nuestra historia, al que habría que agasajar como realmente se merece.