GEOGRAFIA: El ferrocarril y el río.

El municipio de Villa del Río, en la comarca cordobesa de alto Guadalquivir, es el más oriental de la provincia en el curso del río. Y la superficie de 21,7 Km. cuadrados, situados casi todos en la margen izquierda del río. Limita por levante con la provincia de Jaén y el municipio de Lopera, por el Norte y oeste, Montoro, y por el Sur con Bujalance.

El término municipal tiene dos partes distintas en su topografía: la llanura aluvial, que ocupa la cuarta terraza aluvial y restos de la tercera, y las margas miocenas alomadas, que llegan a alcanzar hasta 293 m de elevación al sur del casco urbano.

Los suelos son de las más recientes del valle, y la cuarta terraza ha sufrido inundaciones hasta tiempos muy recientes, cuando ya está regulado el curso del río. El arroyo Salado del Porcuna, procedente de la provincia de Jaén, sirve aproximadamente de límite al término, y desemboca en el Guadalquivir al norte de la población. También discurre en dirección sur-norte el arroyo Cañetejo, al oeste del casco urbano, que vierte fuera del término.

El río Guadalquivir, encajado en un ancho cauce, describe un arco muy pronunciado, en cuya clave, a la margen izquierda, se asienta el casco urbano.

El clima mediterráneo continental tiene veranos secos y cálidos e inviernos moderadamente fríos. Las lluvias de otoño y primavera – aproximadamente 500 litros al año- , permiten una explotación agraria tradicional de cereales y olivo en secano, más los cultivos de regadío en las terrazas aluviales y en el límite de las margas.

Villa del Río es uno de los pocos municipios donde actualmente se está registrando el máximo de población todo el siglo. Desde los 3.819 habitantes de 1900, todos los censos ven aumentar la población, con elevadísimas paradas en 1950 y 1960, para alcanzar en 1970 los 7.013 habitantes retroceder algo durante esa década y recuperarse en la siguiente, hasta alanzar en 1988 la cifra de 7.137. En 1991 tenía 7.021.

La tasa de natalidad ha descendido de manera drástica en los últimos años, desde 21,2 por mil en 1975 hasta 8,0 en 1987, pero de manera similar la tasa de mortalidad ha descendido notablemente, desde 7,5 hasta 3,2 en el mismo tiempo, con lo cual queda una tasa de crecimiento vegetativo de 4,8, que no explica del todo el crecimiento poblacional. Hay que atribuir éste, por tanto, a factores externos, quizás la emigración de retorno; la vuelta de los que se fueron en décadas anteriores, sean ya pensionados, sean despedidos tras las crisis del petróleo.

La estructura por edad nos inclina a pensar que la vuelta ha sido por desempleo, ya que los mayores de 65 años son solamente el 8,7 por ciento de la población, y los situados entre 16 y 64 son el 61,1, quedando los menores de 16 en el 30,2.

La geografía urbana de esta villa es muy simple; partiendo del núcleo inicial de la aldea, construido a lo largo del camino real, en este siglo el casco de la población ha evolucionado hasta la actual forma de casi media luna, obligado por dos parámetros, el ferrocarril y la carretera nacional IV, que primero ocupó el sitio del camino real durante mucho tiempo, después, en la década de los 70, fue desviada hacia la orilla del río, y ahora ha sido trasladada un kilómetro más arriba, a la orilla derecha, como autovía. La fotografía aérea nos muestra esa estructura de arco, en la que no hay nada construido fuera de las dos líneas, e incluso el casco se prolonga hacia poniente con los huertos familiares, que, a diferencia de las colonizaciones cercanas de Montoro y Pedro Abad, son más bien residencias rurales que parcelas de cultivos, por la pequeñez de sus límites.

Esta incidencia de la villa sobre los dos ejes de comunicación del Valle del Guadalquivir y su accesibilidad con el entorno – carreteras hacia el sur, Bujalance, hacia el sureste, Lopera, y el norte, Cardeña y la Sierra de Córdoba-, tienen una gran influencias en el desarrollo de Villa del Río.

LGV .